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Agua en polvo innovación mexicana que promete salvar cultivos y mitigar la sequía

En un país donde gran parte del territorio sufre de estrés hídrico y donde la sequía amenaza constantemente al campo mexicano, una innovación desarrollada por un ingeniero del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha demostrado ser una alternativa eficaz y sustentable para conservar el agua y mejorar la productividad agrícola: el “agua sólida”, también conocida como “agua en polvo”.

El ingeniero Sergio Jesús Rico Velasco es el creador de esta tecnología que, aunque parece sacada de la ciencia ficción, es una realidad con más de una década de aplicación práctica. Su invento consiste en un polímero biodegradable, similar a un polvo blanco, que puede absorber hasta 200 veces su peso en agua. Al entrar en contacto con el líquido, lo encapsula y lo convierte en un gel que puede retenerse en el suelo hasta por 40 días, manteniendo las raíces de las plantas hidratadas por mucho más tiempo que el riego convencional.

¿Cómo funciona el “agua sólida”?

La clave está en su composición química. Se trata de un polímero súper absorbente, no tóxico, que atrapa el agua de lluvia o de riego y la libera poco a poco según la demanda de la planta. Una vez agotada la humedad, el polímero puede rehidratarse con una nueva aplicación de agua, permitiendo su uso repetido durante varios años. De hecho, puede ser reutilizado hasta por ocho años sin perder eficacia, lo que lo convierte en una solución no solo eficaz, sino también económica y ambientalmente responsable.

Beneficios que cambian vidas

La aplicación de esta tecnología es especialmente valiosa en regiones áridas, semiáridas o con acceso limitado a fuentes de agua. En zonas donde los cultivos solían depender completamente de la lluvia o de costosos sistemas de riego, el uso de “agua sólida” ha logrado reducir el consumo de agua en un 50% a 90%, con un impacto directo en los costos de producción y la seguridad alimentaria de las comunidades.

Además, esta tecnología ayuda a prevenir la erosión del suelo, mejora la retención de nutrientes y promueve un crecimiento más saludable de los cultivos. Su uso no se limita solo a la agricultura, también ha sido implementado con éxito en áreas de reforestación, jardinería urbana y conservación de áreas verdes en zonas desérticas.

Reconocimiento internacional

Lejos de quedarse como un invento nacional, el “agua sólida” ha cruzado fronteras. Países como India, Ecuador, España, Chile y Colombia han adoptado esta tecnología en diversos programas agrícolas y ambientales. En India, por ejemplo, ha sido utilizada en regiones desérticas para plantar árboles y cultivos en condiciones donde antes era impensable lograrlo.

A pesar del éxito comprobado, Sergio Rico ha enfrentado obstáculos burocráticos y escasa difusión por parte de instituciones oficiales. Sin embargo, su persistencia ha permitido que este invento siga ganando terreno, gracias a organizaciones, agricultores y gobiernos locales que apuestan por la innovación y la sustentabilidad.

Una innovación que puede transformar el mundo

El “agua sólida” es un ejemplo poderoso de cómo la creatividad y el conocimiento pueden dar soluciones concretas a problemas globales. En un momento en que el cambio climático exige acciones inmediatas para preservar los recursos naturales, esta tecnología ofrece una alternativa viable, accesible y eficiente.

Sergio Rico no solo ha creado un producto; ha sembrado esperanza para millones de personas que dependen del agua para vivir y producir. Su legado es un recordatorio de que la ciencia mexicana tiene el potencial de cambiar el mundo, una gota a la vez.

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