A sólo 100 kilómetros de Hermosillo, se esconde un paraíso costero donde el desierto se funde con el mar. Bahía de Kino, bautizada en honor al misionero Eusebio Kino, es uno de los destinos más auténticos del Mar de Cortés, donde la tranquilidad, la cultura seri y la belleza natural se mezclan en un rincón aún poco explotado por el turismo masivo.
🐚 Un paraíso de playa, sol y calma
Las playas de Kino son largas, de arena suave y aguas tranquilas, ideales para nadar, hacer kayak o simplemente descansar frente al mar. A diferencia de otras costas turísticas del país, aquí no hay grandes hoteles ni bares estruendosos. En cambio, encontrarás palapas sencillas, cabañas familiares y el silencio que solo interrumpe el sonido de las olas.
Durante los atardeceres, el cielo se pinta de tonos dorados, rosas y púrpura sobre el horizonte, regalando uno de los espectáculos naturales más bellos del Pacífico norte mexicano.
🏝️ Isla Tiburón: territorio sagrado seri
Frente a la costa de Kino se encuentra la imponente Isla Tiburón, la más grande de México y santuario ecológico del pueblo comca’ac (seri). Esta etnia ha habitado la región por siglos y mantiene viva una cultura de respeto profundo por la tierra y el mar.
Aunque el acceso a la isla es limitado y requiere permiso de las autoridades seris, es posible realizar visitas guiadas que permiten explorar parte del ecosistema, observar fauna endémica y aprender sobre su cosmovisión.
🎣 Actividades para todos
Además del descanso en la playa, Bahía de Kino ofrece opciones para la aventura:
- Pesca deportiva: muy popular entre locales y visitantes.
- Snorkel y buceo: especialmente en zonas cercanas a la Isla Alcatraz.
- Senderismo en el desierto: con vistas impresionantes al mar.
- Avistamiento de fauna: pelícanos, delfines, mantarrayas e incluso ballenas en temporada.
🍤 Sabor sonorense a la orilla del mar
La gastronomía local tiene una base fuerte en los mariscos frescos. Camarones gigantes, callo de hacha, cocteles de pulpo y el tradicional pescado zarandeado son parte del menú típico. Todo acompañado, claro, por tortillas de harina gigantes y una cerveza bien fría.
