En los márgenes de los territorios más amenazados por el extractivismo, el agronegocio y la minería, se libra una lucha silenciosa, muchas veces invisible para el mundo, protagonizada por mujeres. Ellas no solo protegen el medio ambiente: resguardan la vida. Y por ello, son asesinadas. A esta forma extrema de violencia se le ha empezado a llamar ecofeminicidio.
El ecofeminicidio es un concepto emergente que denuncia la conexión entre dos formas de violencia: el feminicidio y la destrucción ambiental. No se trata solamente del asesinato de mujeres, sino del exterminio sistemático de lideresas que defienden los bienes comunes —el agua, la tierra, el aire— frente a los intereses de grandes corporaciones y gobiernos. Estas mujeres son vistas como obstáculos en territorios donde la lógica de acumulación capitalista y patriarcal impone su dominio.
🌿 ¿Qué es el ecofeminismo?
El ecofeminismo es una corriente de pensamiento y activismo que une la crítica al patriarcado con la defensa del medio ambiente. Desde esta perspectiva, se entiende que el sistema que subordina y violenta a las mujeres es el mismo que explota y devasta la naturaleza. No es coincidencia que tanto las mujeres como la tierra sean tratadas como recursos disponibles para el control, el consumo y la dominación.
Pensadoras como Vandana Shiva, Ivone Gebara o María Mies han destacado que muchas comunidades tradicionales, sobre todo indígenas y rurales, poseen una relación espiritual, simbiótica y práctica con la tierra, en la que las mujeres juegan un rol central como cuidadoras de los territorios. Atacar a estas mujeres es, por tanto, una forma de atacar toda una cosmovisión alternativa al modelo extractivista.
🩸 Casos alarmantes: cifras que gritan
Según el informe de Global Witness (2023), de los 177 defensores del medio ambiente asesinados en el mundo durante 2022, más del 40% eran mujeres, muchas de ellas indígenas o campesinas. América Latina es una de las regiones más peligrosas para quienes defienden la tierra, con países como Colombia, México, Brasil, Perú y Honduras encabezando las estadísticas.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Berta Cáceres, activista indígena lenca de Honduras, asesinada en 2016 por oponerse a la construcción de una hidroeléctrica en territorio sagrado. Su muerte no solo fue un crimen político, sino también un ecofeminicidio: Berta encarnaba la defensa de los pueblos originarios, del agua y de los derechos de las mujeres.
🧭 Ecofeminicidio: un concepto necesario
Nombrar el ecofeminicidio es hacer visible una forma de violencia que, al no estar tipificada en la mayoría de los países, permanece impune. También es una forma de cuestionar los modelos de desarrollo que imponen megaproyectos sin consultar a las comunidades afectadas, muchas veces con apoyo estatal o militar.
Además, permite entender que los derechos humanos y los derechos de la naturaleza no pueden ser defendidos por separado. Proteger a las defensoras ambientales es proteger el futuro del planeta. No se puede hablar de justicia ecológica sin justicia de género.
✊🏽 Resistencia, esperanza y cuidado
A pesar del peligro, miles de mujeres siguen organizándose desde sus territorios para construir alternativas: agroecología, economías feministas, saberes ancestrales, redes de cuidado colectivo y resistencia cultural. Ellas son la primera línea de defensa frente a la crisis climática, y su lucha debe ser reconocida, protegida y acompañada.
Hablar de ecofeminicidio no es solo visibilizar una injusticia, sino también abrir caminos hacia un mundo donde el cuidado de la vida esté en el centro, no en los márgenes.
