A su corta edad, Ángel Eduardo Valdés Rangel ya está dejando una huella verde en su comunidad. Con tan solo 13 años, este joven ecatepense lideró la creación del jardín polinizador más grande del municipio, ubicado en el fraccionamiento Bosques de Ecatepec, donde ahora florecen más de 300 plantas que atraen mariposas, colibríes y abejas.
El espacio, de aproximadamente 750 metros cuadrados, se encuentra junto a una majestuosa ceiba que estuvo a punto de ser derribada por la construcción de un Banco del Bienestar. Sin embargo, gracias a la firmeza de Ángel también conocido como Pukeena, que significa “pequeño saltamontes” y el apoyo de su familia y vecinos, el árbol fue salvado y hoy se ha convertido en un símbolo de resistencia ecológica.
Miembro activo del Grupo 318 de la provincia Valle Noreste de la Asociación Scouts de México, Ángel presentó su propuesta a la presidenta municipal Azucena Cisneros Coss, quien avaló el proyecto. La iniciativa recibió el respaldo de la Dirección de Medio Ambiente y Ecología, encabezada por Laura Barranco, que donó las plantas necesarias. El 30 de abril, el secretario del Ayuntamiento, Faustino de la Cruz Pérez, dio inicio formal a las labores de recuperación del predio.
La transformación del espacio fue creativa y simbólica: junto con sus compañeros scouts, familiares y vecinos, Ángel diseñó jardineras con forma de sol, luna, estrella, colibrí y corazón, en las que plantaron especies como girasoles, lavanda, geranios, rosas y margaritas.
Además de este esfuerzo, Ángel encabeza el proyecto “Jardín Polinizador Pukeena y sus Amigos” en el Parque Ecológico Ehécatl, como parte del programa de adopción de jardines polinizadores impulsado por el gobierno municipal.

La ceiba, por su parte, sigue dando vida: ha generado más de 50 nuevos brotes que Ángel ofrece en adopción a quienes deseen plantarlos en casa, promoviendo así la reforestación urbana.
Durante la pandemia, este joven ambientalista comenzó a reproducir cactus y suculentas, creando una pared verde en su hogar. Ante la falta de espacio, decidió regalar plantas a sus vecinos con el objetivo de inspirarlos a crear sus propios jardines.
Respaldado por su familia sus padres Erick y Paola, su abuela Socorro y sus tíos Iván y Mauricio, Ángel continúa impulsando iniciativas para revertir la degradación ambiental.
Para la directora Laura Barranco, este tipo de proyectos son clave dentro del Programa Municipal de Restauración Ambiental, cuyo propósito es recuperar espacios inutilizados o convertidos en tiraderos clandestinos. En lugar de un estacionamiento, el jardín de Bosques de Ecatepec hoy contribuye a la captación de agua de lluvia, genera oxígeno y mejora la biodiversidad local.
“Todo empezó porque quería hacer algo contra la contaminación”, dice Ángel, quien hoy invita a más personas a sumarse y poner su granito de arena para cuidar el planeta.