La amenaza arancelaria de Trump
Paul Valdés Cervantes
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México tendría efectos profundos en la economía mexicana. Entre los principales destaca la pérdida de competitividad por la caída de la inversión extranjera directa, y la subida generalizada de precios (inflación) que terminaría afectando a los consumidores de ambos países. Mal haríamos con subestimar las amenazas trumpistas que podrían hacerse realidad a partir del 20 de enero del 2025.
La amenaza de Donald Trump de imponer 25% de aranceles si México no coopera para detener la migración y el flujo de drogas como el fentanilo representa uno de los principales desafíos de negociación para el gobierno de Claudia Sheinbaum. El proteccionismo trumpista tuvo réditos en campaña, ya que parece música para los oídos de un importante segmento que lo llevó al triunfo electoral en noviembre pasado, sin embargo, veremos si esta amenaza se convierte en realidad o no a partir del 20 de enero, fecha en que inicia el segundo periodo de Trump como presidente de los Estados Unidos.
La primera reacción de la Presidenta Sheinbaum fue responder al estilo de ojo por ojo, diente por diente, de imponer aranceles desde México a los productos provenientes de Estados Unidos, sin embargo, esta respuesta orientada a satisfacer a la base de apoyo morenista, termina siendo perjudicial para los consumidores de ambos países, pero también para ambos gobiernos, y en última instancia pierde más México que destina más del 80% de sus exportaciones a Estados Unidos. Sin duda, el éxito o el fracaso de esta negociación podrían marcar el devenir del Claudismo a lo largo del sexenio.
Cuando Trump fue presidente entre 2017 y 2021, México enfrentó amenazas de imponer aranceles, especialmente en el contexto de la política migratoria y el comercio. En buena medida la diplomacia y la negociación ayudaron a sortear la crisis razonablemente bien para ambos países.
Trump es conocido por su estilo confrontativo, y México deberá de aprovechar la experiencia pasada para sortear una nueva amenaza proteccionista que podría ser más dura que en el pasado, pues en esta ocasión el Congreso está dominado por la mayoría republicana a su favor.
En 2018, cuando Trump amenazó con retirar a Estados Unidos del TLCAN, en tanto que México y Canadá se vieron obligados a actualizar el acuerdo, lo que resultó en el nuevo T-MEC, una nueva versión del tratado que incorpora cláusulas que regulan los aranceles y disputas comerciales.
En 2019, ante la amenaza de Trump de imponer aranceles del 5% a todos los productos mexicanos si no se detenía el flujo migratorio, López Obrador colaboro con medidas para reducir la migración a cambio de evitar los aranceles como el despliegue de la Guardia Nacional mexicana en la frontera sur y otras acciones relacionadas con la migración.
En una relación asimétrica con Estados Unidos, México como país menos fuerte, debe diversificar sus relaciones comerciales para reducir su dependencia, como ampliar su relación con países como China y Japón.
A raíz de la entrada en vigor de los tratados comerciales a mediados de los 90s, México impulsó el desarrollo de sectores estratégicos, como la industria automotriz, la tecnología y la agricultura, para asegurar que las exportaciones no dependieran de un solo mercado y que el país tuviera alternativas en caso de restricciones comerciales. Sin embargo, una imposición de aranceles en estas áreas podría ser catastrófico, pues actualmente somos dependientes de la importación de alimentos como el maíz y la gasolina.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México tendría efectos profundos en la economía mexicana. Entre los principales destaca la pérdida de competitividad de la economía por la caída de la inversión extranjera directa, y la subida generalizada de precios que terminaría afectando a los consumidores de ambos países. Mal haríamos con subestimar las amenazas trumpistas que podrían hacerse realidad a partir del 20 de enero del 2025.